miércoles, 25 de abril de 2012

Dr. Karl Schubert y las "prácticas" en educación

Karl Schubert . Viena 25 Nov.1889 -Stuttgart 3 de Feb.1949
La esposa del maestro fundador de la escuela Waldorf en Hamburgo al término de la segunda guerra mundial, después del fallecimiento de este maestro decide editar de su diario, diferentes escenas de su vida, aquellas vivencias que este maestro waldorf guardaba como un tesoro, lo hace pensando en futuros maestros y en su deseo de conocer más humanamente a Steiner y no solo de sus escritos y conferencias.

Una señorita, Lieselotte Wachmann, otrora maestra waldorf y directora de la Escuela Rudolf Steiner de Buenos Aires estuvo como practicante en el aula de Heinz Müller 1899-1968, este maestro alemán, y me relató que ella estaba impresionada de su bondad y su saber para con los niños. Podía decir como se sentía anímicamente cada niño con sólo darle la mano a la entrada al aula y hasta intuir algo de su salud. Y, dar la mano a sus alumnos, lo hacía este educador todos los días al comienzo de clases.

En ese pequeño opúsculo que edito la esposa figuran dos experiencias interesantes.
Una relacionada con su propia práctica en el aula del Dr. Karl Schubert en la Primera Escuela Waldorf de Stuttgart. Schubert se ocupaba de los niños diferenciales, de los niños especiales o con dificultades de aprendizaje, maestro de una piedad enorme y católico por su religión, profundamente compenetrado con Cristo y profundo conocedor de Antroposofía.
Este joven que luego será maestro en Hamburgo-Wandsbeck viene agitado por la calle y alcanza a una persona que camina delante de él y le pregunta donde queda la Escuela Waldorf, diciendo primero en su saludo Grüss Gott,  “Saludo a Dios”, equivale a nuestro Ave María Purísima, aquel saludo que se decía antes en el campo cuando uno llegaba a “las casas”. El señor sonriente le indica y el joven da las gracias y continúa apurado diciendo que teme llegar tarde. El joven tenía una entrevista con Rudolf Steiner y Steiner lo lleva al aula de Schubert para que le acompañe allí en la enseñanza y así también haga su práctica. Schubert lo saluda muy cordialmente diciendo nos hemos conocido recién y saludado, y le indica trabajar con un niño el prólogo del Evangelio de San Juan junto a una ventana del aula, en griego. En 1919, 20 ó 23, y antes los educadores también tenían las materias griego y latín.
Y así se hace mientras Karl Schubert está ocupado con otros niños, este maestro repite y repite frente al niño el prólogo de San Juan y viendo que el niño no reacciona para nada decide tomarlo por los brazos y con una cierta energía y rítmicamente junto con las palabras mueve los brazos del niño. Él mismo entra en calor por esta tarea, se saca la chaqueta y continúa por un espacio largo de tiempo con ello, habla él rítmicamente y agita los brazos del niño con los suyos, por supuesto, de allí el  calor que siente.
Desilusionado al ver que nada cambió en el niño, y que este nada repite, aplica más energía y rapidez ascendiendo y descendiendo con el habla. Cansado da un fuerte sacudón a los brazos y los larga junto con los del niño como si fuesen muy pesados. En ese momento, al soltar los brazos, el niño dice todo el prólogo y al finalizar se escucha a Schubert quien se dirige a toda el aula.
¡Niños, hoy es un día maravilloso, un joven muy agradable temprano me saluda como se saluda en mi patria,  Rudolf Steiner nos lo presenta y lo deja aquí para que aprenda con nosotros, esto es ya una alegría y  aún tenemos una alegría mayor, pues miren, además, el mudo habla!


Heinz Karl Emil Müller  1899-1968
Müller en Hamburg-Wandsbeck
La segunda anécdota tiene que ver con el joven mismo, su salud, su destino. Tiene una peritonitis, el apéndice perforado, está grave en la mesa de operaciones y ve a los médicos alrededor de su cuerpo que está en la camilla y lo están operando. El se da cuenta que los está viendo desde el cielorraso y casi inmediatamente se encuentra fuera del hospital mirando la entrada. De pronto oye una voz muy profunda, solemne y poderosa que lo llama por su nombre completo, nombres de pila y apellido: Heinz Karl Emil Müller, Inmediatamente oye que los médicos dicen “Ha vuelto, está vivo, sigamos” y finalizan la intervención. El se recupera y esta experiencia lo tiene preocupado ¿Quién es la persona o el ser que le ha llamado así, para devolverle la conciencia de sí mismo en su cuerpo?
Con esta pregunta interna va a Dornach con intención de conversar con R. Steiner sobre ello y llega a tiempo para una conferencia. Durante la conferencia Steiner habla de diversos temas relacionados entre sí como es su habitual y entre ellos hace referencia a la individualidad que llama a los suyos por su nombre completo. Al final de la conferencia Steiner suele ser saludado y también el joven se acerca y le agradece haber recibido la respuesta a su pregunta tan de su corazón. Rudolf Steiner le dice preguntando ¿Usted la ha oído? Responde: Si y estoy muy agradecido. Entonces está bien. Y ese es todo el diálogo del encuentro.
Los maestros waldorf recibían las últimas conferencias de Steiner mimeografiadas, cuando este joven recibe aquella que él mismo ha escuchado, busca, para releer la respuesta una vez tan ansiada. Y esta no está. Sabe cuales son los colegas que han estado en el mismo banco, sentados junto con él en aquella conferencia y les pregunta. Nadie oyó lo que él oyó y además… no fue publicado. Recién ahora comprende el ¿Usted lo ha oído? Entonces está bien, de Steiner.
Y para que no se queden sin saber… quien es aquel ser que llama espiritualmente a los suyos por su nombre completo, lo digo, es Christian Rosenkreutz.

De pronto recuerdo una tercera anécdota que pinta a Steiner en sus respuestas concretas. Este mismo joven tiene una experiencia espiritual, un instante, muy marcada. Sin más ni más se sube al tren a Dornach, casi sin pensar mucho decide ir a ver a Steiner de inmediato para que éste le confirme si ha sido una experiencia espiritual.
Cuando están  frente a frente el joven le relata porque ha venido, Steiner le pide que por favor le cuente…Oh, sorpresa, el joven enmudece, piensa unos momentos y dice Sabe doctor, lo he olvidado. Compungido repite ¿Por qué lo he olvidado? A lo cual Steiner dice: Cierto, usted ha tenido una experiencia espiritual, una experiencia espiritual es rápida, un instante e inmediatamente, si es un experiencia espiritual verdadera, inmediatamente se la olvida.

Estas palabras me ha hecho comprender  el porque de tantos libros de notas -del tipo de las libretas negra forradas de hule, las de almacenero de antes- que usaba Steiner, la cuales hoy día se conservan en  archivo, en las cuales los estudiosos encuentran aún sorpresas, aforismos, sentencias, lemas, frases sintéticas de todo tema. Una dice Amor, Bondad, Verdad. Estas tres para ejercitar.

Usted tiene mucho por hacer


Una joven inglesa dedicada a la meditación, era muy consciente en esa tarea, le comentó a una amiga que ella tiene un maestro, un maestro espiritual, que le aconseja, se aparece, en sus ejercicios meditativos, pero no sabe quien es. Esta amiga le comenta que en Europa, en tierra firme, como acostumbran a decir los ingleses, vive un clarividente extraordinario y habla en público sobre temas ocultos. Una convence a la otra y vienen a Europa a escuchar a Steiner. Cual no sería la sorpresa y grande además. La joven le dice a su amiga: Pero….éste es mi maestro. Al término de la conferencia se acercan a saludar al orador y la joven le pregunta a Steiner si ella debe seguirlo, acompañarlo en sus conferencias, aprender de él. Steiner le responde escuetamente: Si nosotros nos vemos, no es necesario que se quede, vuelva a Inglaterra, usted tiene mucho por hacer allí.

martes, 24 de abril de 2012

Desde su estrella me acompaña


Si no me equivoco lo leí como una historia, y sé que es real. La revista europea de la Comunidad de Cristianos tenía un espacio para las cosas del alma, pero para las especiales donde los milagros están presentes, donde los momentos decisivos tienen un valor de lo eterno humano casi angelical.
Un abuelo muy anciano vivía con su hijo, la nuera y un nieto. También llegó el momento de partir y no se hace un viaje así sin ver a sus amores, sin despedirse, sin decir algunas grandes palabras de consuelo, las cuales nos acompañarán luego durante toda la vida. Serán las últimas, en el sentido de oírlas verbalmente, luego, si amamos mucho, la oiremos en nuestros silencios o se volcarán en nuestras propias palabras…
Así con las de Goethe a su valet “Más luz” y el anciano que le acompañó durante gran parte de la vida, abre la ventana…y Goethe simplemente decía lo que veía en ese momento de partir hacia su origen.
El nieto era pequeño, los padres dudaban si hacerlo entrar en la habitación del abuelo, tanto el abuelo como el nieto querían verse, aunque ninguno de los dos lo expresaba. El umbral estaba cerca, el abuelo desde su lecho dice a sus hijos: Dejadle venir, me gustaría despedirme y quedad tranquilos el estará bien cuidado, nos queremos tanto, será para bien.
Y así dejaron que el nieto entrase, y los dejaron solos, como una premonición especial, y al cerrar la puerta la sonrisa del abuelo iluminó su cara y a ellos los corazones plenos de confianza divina. Y los dejaron solos.
Paso un tiempo, los padres temerosos nada oían aunque estaban cerca de la puerta, ellos tampoco deseaban estar en quehaceres en esos momentos, se espera con el corazón abierto…
El niño abre la puerta, con ojos brillantes, alegre, nada pesarosos, una felicidad lo inunda “Mamá, papá, el abuelo se ha ido. Hablamos de adonde iría y lo vi, lo ví ir hacia arriba, con mucha luz, sonriente, diciendo que desde su estrella me acompañaría, me vería crecer y podría hablarle todas las noches, en silencio, antes de irme a dormir, el me escuchará”
Los padres vieron el rostro sereno del anciano sobre sus almohadas. Sintieron, más que recordaron,  la sonrisa que aún recibieron de él en vida, es la que desearon conservar, aquella que inundaba la cara del abuelo al ver entrar a su nieto y con la que se despidió de ellos, los dos quienes también le amaban. Por ello querían relatar para otros la ida del abuelo, su sonrisa junto con las palabras del niño.

martes, 17 de abril de 2012

El motivo de las anécdotas


A mí siempre me interesó saber algo más de la vida de Steiner, tal vez porque mis suegros lo conocieron siendo ellos jóvenes.
Me gustó saber de personas que lo conocieron, de los que hablaron con él, de aquellos a quienes aconsejó personalmente. Y las anécdotas son mis recuerdos de escenas leídas u oídas también, contadas con mis palabras. La mayoría está en alemán y no las conozco recopiladas, sino se encuentran en las memorias y diarios personales de la gente, o en reseñas de la vida que se escribieron después del óbito.

Una revista antroposófica alemana pidió hace unos 5 años que si aún viven personas que conocieron a Steiner escriban su recuerdo, su vivencia y sí aparecieron algunas más. Si no me equivoco ha fallecido, en Estados Unidos la última persona que lo conoció, hace dos o tres años, una granjera.

Uno de los jóvenes educadores por los cuales R. Steiner dio el Curso de Educación Especial falleció en Schloss Hamborn, Alemania, una institución de pedagogía curativa, hogar, escuela que el mismo generó cuando cada uno de sus compañeros decidió “crecer” en otro sitio,  falleció a los 106 años, después de hacer una fundación con sus bienes para continuidad de  la formación de maestros de la educación especial antroposófica. O sea apenas hace un par de años.
Este señor decidió cuando cumplió los 70 años, la edad definitiva de la jubilación alemana, que dejaba esa tarea a todos sus compañeros y a la gente nueva y se iba de viaje para no molestar con sus consejos de la experiencia la tarea de los “nuevos”. Cuando regresó, al cabo de un año, todos se habían amoldado, practicaron solos, también discutieron y se aplacaron, pues en sus tareas diarias estaba la meta: los niños, que llamaba constantemente.  Y entonces se quedó en el lugar, ahora por pedido de sus amigos, realizando otras tareas, sin dedicarse a la conducción de todo el hogar escuela como antes. Y venían a su casa a pedirle consejo, a conversar, a aprender algo más, ahora de otra manera…
Se “dice” que R. Steiner le dijo cuando comenzó con sus compañeros, él lo guardó así en su corazón: ahora que usted también está daré el curso. Y se comenta que es el único curso que Steiner ofreció por sí mismo, nadie le preguntó si lo podría hacer, Steiner mismo quiso hacerlo y esas palabras lo comprueban.
Estas palabras se editaron recién en su reseña de vida, después de su fallecimiento, pues este señor consideraba que no debía enorgullecerse por ellas.


Anna Samweber

Anna Samweber 1884 - 1969

Una vez, todavía en la época que Steiner enseñaba en Berlín, Marie Steiner envió para un arreglo su reloj con brillantes al relojero. La señorita Anna Samweber, quien también vivía con ellos en la misma casa de la calle Motzstrasse, recibió el encargo de ir a retirarlo ya que iba por diligencias al centro de la ciudad. Y cuando regresaba, anocheciendo, debía pasar  por unas calles algo oscuras en las cercanías de la estación del ferrocarril, no le gustaba mucho esto e iba prestando atención, cuando un hombre salió de las sombras y la enfrentó para quitarle su bolso. Samweber comenzó a gritar Doktor hilf! Doctor ayuda! Y a tan viva voz que el ladrón huyó. A la mañana siguiente en el desayuno Rudolf Steiner junto con los buenos días comentó “Sam, pues así la llamaba, usted no tiene que gritar tan fuerte en la calle” y sonreía pícaramente, con lucecitas en los ojos.

Gerbert Grohmann



Ese día relaté también la experiencia del profesor de Botánica Gerbert Grohmann quien de joven buscó con un compañero un planta exótica en un libraco en la biblioteca nacional, porque no podían soportar que Steiner utilizase la siguiente frase en sus conferencias “La Antroposofía dice lo siguiente…” y al final de la conferencia cuando se podían colocar las preguntas por escrito sobre el pupitre, le alcanzaron a Steiner una hoja con la pregunta ¿Qué dice la Antroposofía sobre la yucca? Steiner tomó todas las preguntas, las miró y dijo: Aquí hay una muy interesante, pero es especial y sólo le interesará a botánicos por ello pido a los que escribieron esta pregunta que se queden después de la conferencia un rato más y en tanto pasaré a contestar las otras.


Grohmann mismo comenta que Steiner fue tan buen pedagogo en aquello que les dijo sobre esa planta originaria de América Central, de manera que, ambos jóvenes decidieron de allí en más seguirle y aprender Antroposofía de él.

Rudolf Steiner - de niño - de joven

De niño…


Se culpó en la escuela a Rudolf Steiner de niño, por algo cuyo autor fue el hijo del mismo maestro.


El maestro no creyó en las palabras del Rudolf de Steiner como era la expresión austro-húngara de la zona donde ellos vivían en aquel tiempo.


Entonces papá Steiner decidió sacarlo de la influencia de tal maestro, que era capaz de no ver donde estaba lo cierto y defender a su hijo antes que a otros niños… y así decidió que el mismo le enseñaría a su hijo. ¿Dónde? En su jefatura, en su oficina en la estación del ferrocarril.


Así ya desde pequeño R. S. estaba presente en un lugar sumamente interesante, la técnica ferroviaria, los comandos para las vías y el telégrafo: una joya ya que era la comunicación más importante entre las estaciones y todo el entorno…


En realidad estaba también muy interesado en ver que es lo que ocurría con las manchas de tinta en su cuaderno de ejercicios, no podía esperar a que la arena que se utilizaba otrora para secar la tinta hiciese su tarea y probaba con su dedo una y otra vez interrumpiendo el proceso de secado, con consecuencias nefastas, sus letras quedaban horrorosas, sus hojas manchadas y su padre lamentaba lo que sucedía casi en cada hoja, pues la curiosidad y su maravillarse más su capacidad investigadora era mucha…ya desde pequeño.


De joven…



Para pagar sus estudios ayudaba y daba clases a sus compañeros, con ello podía vivir, no depender del todo de la ayuda de su padre y muy de vez en vez comprarse algún libro. Steiner también tuvo un hermano sordo y es de suponer que en la convivencia familiar hubo mucho aprendizaje práctico con relación a la falta de capacidades.


El mismo describe en su autobiografía que entró a trabajar directamente como maestro en una familia judía, especialmente para enseñar a un niño que sufría de hidrocefalia y no alcanzaba los parámetros necesarios en la escuela, ya llevaba retraso. En esa casa había más niños y los veranos fueron para Steiner los más hermosos en una casa de campo, donde se ocupaba de los niños con sus primos y aquellos otros niños que invitasen a pasar una temporada allí. Hay una fotografía tomada donde toda la familia está presente y en uno de los lados entre tantas personas, muchas… con las personas de servicio femeninas, y también está Steiner. Toda la familia era muy musical y el canto y los instrumentos daban un marco especial a esos días de verano.
Con la familia Specht, Steiner el segundo de la izquierda



















En aquel entonces no se tenía tratamiento para la hidrocefalia con operación y válvula como se tiene hoy día. Steiner relata que tuvo conversaciones con el médico de cabecera de toda la familia y se elaboró una dieta especial para ese niño. Steiner mismo le dedicaba a sus clases mucho tiempo, durante tres horas realizaba su preparación para poder enseñar a ese niño, quien no podía concentrarse más de 20 minutos. Con su manera de enseñar, su modo, su forma pedagógica, hasta se redujo la hidrocefalia en forma considerable, tanto que el niño pudo ingresar a la secundaria, seguir un estudio terciario y se recibió de médico. Durante muchos años Steiner recibió cartas de su pupilo, donde éste le relataba sus avances, demostrando siempre con sus palabras su gran agradecimiento y admiración. Este médico fue incorporado en la primera guerra mundial al hospital militar en el frente y allí también perdió la vida. Uno de sus hermanos, yo leí una carta que el escribió a Marie Steiner, le pidió asilo y ayuda económica a ella para poder trasladarse a los Estados Unidos pues habían perdido todo por las acciones bélicas de aquel entonces.