martes, 3 de septiembre de 2013

Quiero saber lo que piensa Dios... Y Cuando doblan las campanas

Si no hay alma, ni hay Dios, ni hay otra vida
después de la terrena.
¿Por qué, para qué, quién a este terrible
suplicio de la vida nos condena?
                                              Joaquín Bartrina


QUIERO SABER LO QUE PIENSA DIOS... 
Lo demás, son detalles. 
                               Albert Einstein

Ambas expresiones lingüísticas y de pensamientos que nos llevan a recapacitar, nos indican un cambio de paradigma. Nuestra manera de pensar y ver la vida, ha cambiado completamente,  desde aquel poeta de Barcelona que miraba la vida como un suplicio, sin embargo expresaba su esperanza y su convicción interna en los primeros versos con el derecho a la duda. Y el tiempo trascurrido hasta llegar  a este científico moderno cuyo deseo de saber va más allá de la existencia terrena, va hacia el ámbito del pensamiento universal.
Y esta pedagogía Waldorf inaugurada por Rudolf Steiner cuya Antroposofía, aquella filosofía necesaria para nuestra época actual, capaz que colocarnos sobre nuestro propio criterio para ver la responsabilidad de expresarnos con la verdad y tomar nuestra responsabilidad innegable por el orbe, viendo la continuidad de las virtudes humanas a ejercitar en la vida, de la admiración por lo creado, la devoción, aquella que aún poseen los niños por los seres vivientes, el respeto por el quehacer de cada persona en cualquiera sea su tarea, de la más sencilla a la mas especial y específica.

Dom en Arlezhein - Siuza
Cuando doblan las campanas
Admirar lo bello
acoger lo verdadero,
venerar lo noble,
decidir lo bueno,
conduce al hombre:
en la vida a metas,
en la acción a lo recto,
en el sentir a la paz,
en el pensar a la luz
y enseña a confiar,
en todo cuanto es,
en el vasto universo
y en lo profundo del alma.
                                Rudolf Steiner.

Bien  expresó, Steiner, quien además en su juventud fuese también maestro particular de varios niños de una familia, para con ello solventar sus estudios universitarios, en estas palabras escritas para un niño, expresó aquello que necesita el alma y el cuerpo para su crecimiento sano. Y junto a la poesía, Steiner le dijo a Hansi, diminutivo de Juan, que recordara estas palabras cada vez que oiga doblar las campanas. Hans Grossheintz fue un niño suizo, posteriormente odontólogo de profesión. Y es importante saber que aún hoy las iglesias en Arlesheim y en el pueblito vecino en Dornach donde vivió este niño, las iglesias dan todas las horas con sus campanadas…y hasta redoblan…esto lo hacen cuando alguien ha fallecido en el entorno.
O sea las campanas aún ahora doblan cada hora. Y me hago la pregunta ¿Cómo seríamos nosotros adultos en esta nuestra época, si recordásemos por lo menos cotidianamente esta poesía entregada a un niño, para que la recordara cada vez que oiga doblar las campanas?
Esta poesía se encuentra, junto a otras impresa en Palabras Verdaderas, donde Marie Steiner recogió muchos de estos pensamientos que diese Steiner, a niños, a las personas, a los maestros, también muchas fueron expresadas en sus conferencias. Hoy Palabras Verdaderas consta de tres tomos. Otras personas entregaron su poesía personal a la editorial, para que una y otra vez sirvan, semejante a Cuando doblan las campanas, de médula imprescindible para la rectitud humana, y en este caso desde la temprana infancia.
Es posible que luego de estas reflexiones los padres waldorf puedan tener una comprensión mayor para la poesía que recibe cada niño de su maestro, en su crónica anual o en su cuaderno de calificaciones. Poesía la cual aprenderá en el correr de año siguiente y le será también imprescindible para su crecimiento corporal sano y más aún: para el crecimiento anímico-espiritual veraz. 

martes, 22 de enero de 2013

De mis viajes con el profesor Georg Glöckler

Traten maestros de ver las notas, especialmente las de nuestro propio hijo con ojos de maestra, no con ojos de mamá. Desde nuestra experiencia de educadores. Cuesta y duele que colegas exijan y usen números que no estimulan… lo comprendo muy bien. Pero tened por seguro que fuera de lo Waldorf también hay maestros que tienen ideales y son amorosos con los niños y ven sus aptitudes, no sólo el número en el boletín de calificaciones… lo he podido comprobar siempre!

Mi hijo tendrá una maestra así, es mi esperanza cada año, la que lo incentive a esmerarse y esto será si yo la aprecio en la escuela, en cualquiera, aunque no será la waldorf… las aptitudes van por el corazón. Y es así, cierto, que si los niños no logran algo, es porque nosotros no lo hemos sabido hacer mejor. Esto tiene que darnos fuerza para querer seguir siendo maestro… y tener siempre esa manera de verlo, en los niños, si no avanzan, nosotros mismos somos los responsables.


El profesor Georg Glöckler contó que en sus primeros andares como maestro, el solía preguntar si habían comprendido sus explicaciones y sucedió una vez que algunos levantaron la mano y dijeron que no. El volvió a repasar todo y sin embargo igual un par no habían entendido. Una niña cuando el comenzó la cuarta explicación le pidió permiso para decir algo. Comentó Georg que esa niña era muy capaz y muy despierta. Y nos indicó que de ella lo aprendió:

Ella le dijo: No lo comprendi señor, porque usted lo explicó todas las veces de la misma manera…

Aprende a querer a la nueva maestra, a tu hijo le irá muy bien aunque se encuentre entre alumnos más o menos brillantes, importa que lo que él haga sea brillante para nosotros y podamos apreciar cuando lo puede, lo quiere o no, hacer mejor.

Importante es que ustedes como padres, también como maestros en ejercicio y con hijos en la escuela, no se sientan decaídos por la nota, al contrario, será de esmerarse, y ver en que otras materias tienen los niños mejores condiciones… de eso se trata el saber educar.

¿Quién fue ésta profesora de Historia?

Conozco aspectos del alma a través de una profesora de Historia la cual  me dijo en un momento que hoy agradezco enormemente, otrora fue funesto durante el apurón de tres días...

Los varones no cruzan de acera a acera para saludar a un profesor, sí las mujeres. Buen día.

Si veo que alguien es capaz en Historia le exijo, tiene que esmerarse y todo el año. Su vocación debe ser ejercitada. A ti, como todo el año ni te preocupaste te doy tres días y pasas a dar lección, tema de todo el año. Si das bien, pasas y no vas a Marzo, si no pasas ya sabes que durante el verano estudiarás. Hasta luego.

Y esto en la calle frente casi a la Escuela Nacional de Comercio de San Isidro, donde pasé mi secundaria.

No fui a Marzo, fue una experiencia maravillosa pasar por los temas del año, se puede hablar de aquello que llamó la atención, se tiene libre elección y esto conduce a la experiencia del desenvolvimiento personal, por ende a  lo temático interesante por vivencia propia.

No sé si ella sabia si yo estudiaba… algo al menos, simplemente Historia no era mi fuerte. Y esto lo tenía esa educadora muy claro. Me daba sin embargo la oportunidad.


Y una vez escuché de los alumnos que nadie la quería por exigente, tampoco yo entonces,  y hoy, viéndolo con la experiencia de la vida, es al revés. La llevo en mi alma con sumo agradecimiento, aunque no recuerde su nombre. Conservo sus ojos, sus palabras, su figura allí en la acera, impregnada en mi alma, en mis mejores recuerdos. Hoy comprendo la historia…desde la vida que he recorrido.

Los maestros Waldorf tienen esa  pasta, como la de esta profesora argentina, quien luego me dio una pauta. Si quieres saber historia argentina tienes que leer los tomos de Rozas, es un historiador brasilero, el mejor. Pues en historia generalmente la escribe el vencedor y no el investigador. Posteriormente el investigador tiene la vigencia y sabe de los sucesos de la realidad.

Recordé su nombre en una conversación con un señor quién también fue su alumno en la misma escuela de Comercio de San Isidrio y ambos no olvidaremos a la señora Ghibaudi descendiente de historiasores conocidos,.,tambien de escritores".

Por esto tú también apreciado lector para mi desconocido, mira a los maestros y a ti mismo con otros ojos. Blandos no, duros tampoco, pero severos y con cariño, correctos, fuertes y veraces. La misma vida te enseñará donde están los verdaderos valores.

Tatiana Schneider 22.1.2013