domingo, 12 de noviembre de 2017

¿Me acaricias, por favor?










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Gabo tiene un ritual mañanero
Llega su amigo Hugo el jardinero
Y luego del saludo al arbusto florecido,
Allí va don Gabo a poner su lomo escondido.

Pasa ida y vuelta varias veces
Se llena de abrojillos con creces.
El arbusto amarillo florecido
Es uno de sus preferidos.

Pero cada tanto pierde su collar
Ya varios tuvimos que buscar.
De tela de metal todos desaparecen
Mientras las ramas se mecen.

Aquí  lo podéis ver en perfil de mañana
Pasa y pasa como por una ventana
Su cuerpo entero suave caricia recibe
                                                            Será que dice  “Caricias quiero, cha'amigo”.



Pensadores contemporáneos




Las siguientes palabras del Dr. Albert Schweitzer me permiten recapacitar en el hecho que tanto Schweitzer como Steiner fueron contemporáneos. El médico en servicio humanitario y el filósofo hablando una y otra vez cual Juan Bautista en el desierto “Cambiad vuestro rumbo, cambiad vuestra forma de pensar y de actuar”. “Obrad en la verdad y en el bien”.

Albert Schweitzer  1975 - 1965

“La característica desastroza de nuestra civilización es que está mucho más desarrollado materialmente que espiritualmente. Su equilibrio está perturbado. Ahora vienen los hechos para convocarnos a reflexionar.
Nos dicen en un lenguaje terriblemente duro, que una civilización que se desarrolla sólo en su aspecto material y no en la esfera del espíritu, se dirige al desastre”.








“Ustedes conocen el hecho”,  son las palabras  de Rudolf Steiner en Oslo el 27 de Noviembre de 1921, ciudad que en aquel entonces se llamaba Kristiania, (Obras completas GA 209), “Ustedes conocen el hecho que en forma normal trascurre un largo trecho entre la muerte y un nuevo nacimiento. Sólo justamente en la actual evolución de la Tierra muchas personas son aquellas que han tenido un corto tiempo entre su última muerte y este nacimiento actual, y ellas en su vida terrenal anterior se han involucrado poco con el amor hacia la humanidad con sensaciones idealistas. Ellos ya en esa vida terrenal anterior estaban pensando en la mera utilidad. Y por ello en el segundo roce con el reino de los Ángeles, entre la muerte y un nuevo nacimiento se preparó en definitiva todo aquello que ahora emerge de las profundidades en forma terrible en la vida de occidente”.


Rudolf Steiner 1861 -1935

 Hoy sabemos por lo escrito por Albert Schweitzer mismo, que observaba con detenimiento aquello que en su Suiza natal sucedía y en especial aquello que la Antroposofía revelaba del mundo espiritual, mundo que sus mismas palabras designan como “esfera del espíritu” en el párrafo citado.

La Loma, 12 de Noviembre 2017
Tatiana Schneider

sábado, 11 de noviembre de 2017

"Estrellas hablaron otrora al hombre"....

Una y otra vez podemos leer traducciones, literales o no, de poemas, sentencias, aforismos, poesías sugerentes, consejos personales para la meditación  hoy editados, algunos hasta con indicaciones de horarios, de regularidad, otros con imágenes, con dibujos y letra personal de Rudolf Steiner, algunos son dedicatorias en  sus obras que dio como obsequio a sus colaboradores, como ser el "Lema de la ética social" que recibiese de puño y letra la artista plástica inglesa Edith Maryon. Otras escritas detrás de una imagen, la réplica de un cuadro, de una pintura con un sentido especial, Rafaello Sanzio, Rembrandt Haemenszoon van Reijn, Matthis Grünewald.
 Para mí es válido el aforismo relacionado con ello Traduttore, tradittore  traductor, traidor y de igual manera lo siento en profundidad pues no es posible alcanzar en versión castellana la idea y el ideal que subyace en esas dadivosas entregas poéticas y de ejercicio, de práctica codiana al ser comparadas con las oraciones religiosas por ejemplo  Tienen otro cariz y un transfondo de esfuerzo personal, a aquellas con un trasfondo de súplica, de ruego de clemencia.
Dos caminos que en Cristo pueden compensarse, con la senda, la verdad y la vida. Dos senderos que bien pueden ser opuestos  y diferir enormemente en el ruego egoísta "para mis amigos, para la iglesia para mi familia, para mi en lo personal.
Sin embargo veo necesario mejorar aquellas traducciones que se encuentran en circulación y pasan de copia en copia y el nuevo copista le agrega su versión mejorada. En este sentido soy un copista y no pretendo que sea una versión mejorada, debiera ser un poeta para poder hacerlo desde el castellano, pues el lenguaje alemán permite el habla espiritual, el habla oculta, el habla esotérica. que se encuentra en las palabras  y que debemos rescatar para poderlas transmitir en otras lenguas.
La superación sería aprender el idioma y leer Steiner en original e ir reconociendo que se trata de un aprendizaje de por vida, ya que la comprobación de sus aseveraciones, de sus propuestas, de sus expresiones que ha pedido comprobemos, se encuentra, sí, en la vida misma.


Para Marie Steiner.
    el 25. De Diciembre de 1922.

Sternen sprachen einst zu Menschen,
Ihr verstummen ist Weltenschicksal;
Des Verstummens Wahrnehmung
Kann Leid sein des Erdenmenschen;

In der Stummen Stille aber reift,
Was Menschen sprechen zu Sternen;
Ihres Sprechens Wahrnehmung
Kann Kraft werden des Geistes Menschen

                                          Rudolf Steiner


Estrellas hablaron otrora al hombre,
Su enmudecer es destino universal;
Del enmudecer la percepción puede ser
Sufrimiento del hombre terrenal.

En el mudo silencio sin embargo madura,
Aquello que los hombres hablan a las estrellas.
Su hablar percibido  
Fuerza podrá ser del Hombre Espíritu.


Versión castellana Tatiana Schneider
8vo.bloque 2017, de Capaciatación Waldorf para educadores
Carlos Paz, Córdoba, Sábado 4 de Noviembre de 2017.


La literatura como alegría y salvación en el arte de educar

La Literatura como alegría y salvación en el arte de educar


"Fernando Savater dictó el año pasado una conferencia en la Universidad de Aguascalientes titulada La literatura como alegría y salvación en el arte de educar. Allí dijo algunas cosas interesantes. Por ejemplo, que la lectura, en tanto que herramienta fundamental de la educación, debe estar al alcance de todos, pobres y ricos, pues la democracia debe educar como si cada ciudadano hubiera de ser gobernante.


Fernando Fernández Savater *21.6.1947 San Sebastián España


















En este sentido, ciertamente la historia está cundida de ignorantes que llegaron al poder sobre una ola de votos, y cuyos gobiernos, no hay que decirlo, fueron un desastre. Pero también es cierto que la afirmación del filósofo español es quimérica en tanto que no basta con que las personas lean. Ya advertía otro filósofo, inglés, John Locke, que «la lectura solo proporciona materiales para el conocimiento, puesto que es el pensar quien hace que lo leído sea nuestro». Y esta apropiación ocurre, añado, mediante la asimilación. Leer no es garantía de nada, pero es un comienzo.
Claro, quien haya leído a Savater sabrá que él pone el énfasis no pocas veces en el valor de la educación como agente de cambio social, y ello supone que la lectura cambie primero al individuo, lo cual es posible cuando se ha apropiado de aquello que leyó. Por ello afirmaría en la conferencia susodicha que por medio de la lectura «nos hacemos humanos unos a otros».
Cuando alguien que lee reflexiona sobre lo leído, abre un compás para interpelarse como parte de la humanidad a la cual pertenece. Aun más: cuando relaciona el producto de esta reflexión con su bagaje educativo, no solo hace cultura, sino que se hace contemporáneo de todos los hombres. Con ello crece en quien lee y piensa una capacidad para apreciar cualquier creación intelectual, incluso desde perspectivas inéditas. Una cosa es leer los Himnos a la noche, de Novalis, sin ponerlos en sintonía reflexiva con alguna obra más, y otra es analizarlos contrastivamente, por ejemplo, con el óleo El triunfo de la muerte, de Pieter Brueghel el Viejo.




Leer los Himnos de Novalis permite comprender el paso de la antítesis luz-oscuridad a esa magistral síntesis que el poeta alemán hace de la noche como hogar de la luz. Al observar largamente el cuadro del pintor flamenco, no hay modo de no sobrecogerse ante la inminencia del triunfo del ejército de la muerte: todo sucumbirá a sus pies, incluso los amantes de la esquina inferior derecha del óleo, que se deleitan escuchando el laúd que el joven toca para su doncella, mientras que a espaldas de ambos la muerte se burla de ellos tocando un violín.


Friedrich von Hardenberg, el poeta Novalis

Sin embargo, cuando leemos la biografía de Novalis y sabemos que escribió los Himnos a partir de una carta de su amigo Friedrich Schlegel, en la que unos textos de Shakespeare lo llevaron hasta la tumba de su prometida Sophie von Kühn, fallecida a sus tempranos 15 años, y que allí radica el núcleo de los Himnos, uno comprende el significado de que en el seno de la más oscura noche, la muerte, esté la amada como promesa y garantía de luz: «ella [la noche] te envía hacia mí, tierna amada, dulce y amable Sol de la Noche». Pero no quiero ahondar más en Novalis porque será tema del próximo ensayo. Volvamos a Novalis y Brueghel.

Mirando el cuadro del pintor flamenco, y en particular a los amantes embelesados con el laúd y escoltados por la muerte, la amada de Novalis cobra, como promesa de luz en medio de la muerte, un sentido, por decir lo menos, explosivo. No hay modo de hacer ambas operaciones intelectuales sin verse a sí mismo en la esquina del óleo y evocar el Sol de la Noche de Novalis, sin terminar mirándose en el espejo del saber –que es el producto de leer y pensar– y repitiendo para sí la frase de San Agustín en las Confesiones: «Mihi quaestio factus sum» (me he convertido en una pregunta para mí mismo).
Esto es lo que ocurre cuando el lector termina apropiándose el texto leído, cuando lo sumerge de manera única e irrepetible en su vasto océano de mismidad, cuando lo transforma en saber personalísimo: dejamos de ser lo que éramos, y en un modo tan radical que nos convertimos en otro. Entonces es inevitable preguntarnos por lo que somos luego de la metamorfosis del saber. Esta es la paradoja de la lectura, ser tan nosotros mismos que llegamos a ser el Otro al dejarnos modular por la humanidad subyacente en las palabras. Y en ese punto pasamos a ser universales, nos hacemos contemporáneos de Novalis y Brueghel, sin importar que los siglos sean horas."


Jerónimo Alayon

Jerónimo Alayon Gómez *Caracas, Venezuela 1966. Escritor. Profesor universitario
Leer a Jerónimo Alayon Gómez en el Facebook de Leonardo Aravena,cantante integrante del Teatro Nacional de La Plata, me invitó a "retratar" al disertante, al escritor,  a buscar la imagen de Pieter Breuhgel el Viejo y tener presente el rostro del poeta Novalis, a volver a leer algunos de sus Himnos a la Noche. 
Y además las palabras de San Agustín parecen que fueron dichas para la época actual donde nos hacemos la tan antigua pregunta ¿Quién soy?


San Agustín de Hipona
Todo esto esto en mi búsqueda por saber, entender, comprender y hacer mio el conocimiento, me confirma con creces el título "La literatura como alegría y salvación del arte de educar". Y hasta podría agregar con conocimiento de causa: de educarse a sí mismo.

La Loma, 11 de Noviembre de 2017
Tatiana Schneider

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Rescatista de historias reales: Benitez, ecuatoriano, integrante del Duo Benítez-Valencia


Vasija de barro

Yo quiero que a me entierren, 
como a mis antepasados//en el vientre oscuro y fresco de una vasija de barro//

Cuando la vida se pierde en una cortina de años// vivirán a flor del tiempo amores y desengaños //
De ti nací y a ti vuelvo// vasija vaso de barro// con mi muerte yazgo en ti // y a tu polvo enamorado //
Vasija cocida y dura// alma de verdes follados // sangre y barro de mis hombres// son de mis antepasados//

Leyendo estos versos que bien pienso que es canción, se despertó mi interés en saber su origen y su, o sus autores. Cual no sería mi sorpresa darme cuenta que el Dr. Google, así como yo lo llamo. y todo lo documenta,  también fue publicada como una anécdota en "Ecuador Noticias" bajo el rubro Literatura. Y así comienza el relato:

Bueno como no sabía dónde poner esto, me imaginé que acá pegaría. Vasija de Barro es uno de los himnos de este país y por ende un símbolo nacional. Esta es su historia y la canción original: texto extraído del libro "Gonzalo Benítez: tras una cortina de años."

Continúa ahora con detalles más descriptivos de lo sucedido.

Oswaldo Guayasamin













Me encontré en la calle Guayaquil con el Oswaldo Guayasamín y nos invitó, pues, a una reunión en su casa para el viernes siete de noviembre de 1950 a las siete de la noche; pero recién podíamos ir después de la Radio a las nueve y media. “A la hora que quieras”, me dice, “y por favor invítale al Valencia”. 

Así que fuimos a donde el Oswaldo, pero no tenía la casa de ahora sino que vivía donde el papá, al frente de la Basílica. Llegamos como a las diez y media y les encontramos ya medios avanzados. Fuimos con una guitarrita mía que después rompió el Valencia en una reyerta. No ve que le prestaba mi guitarra para sus serenatas; así, que él se había defendido con la guitarra y me entregó el mango no más...
 

En la fiesta había unos 80 invitados entre poetas, pintores y alumnos de la Escuela de Bellas Artes de La Alameda. Ahí nos pidieron que cantemos y después del canto ya se hicieron grupos, así es que me fui a donde tomaban menos y el Valencia se fue a donde estaban dándole duro.
 

Ahí le veo al Jorge Carrera Andrade que estaba ilusionado con un cuadro del Oswaldo llamado El Origen. El cuadro estaba todavía fresco y hasta me manché los dedos. En la pintura había una vasija de barro y, dentro de esta, unos esqueletos pequeños, de niños. El Oswaldo explicó que los Incas enterraban a sus familiares dentro de la vasija junto con alimentos.






















Se impresiona el Jorge Carrera y le vemos que se va a la biblioteca, coge un libro y en la contratapa escribe una estrofa: 

Yo quiero que a mí me entierren
 
como a mis antepasados
en el vientre oscuro y fresco
de una vasija de barro.

Nos impresionó a nosotros también... Cuando en eso coge el libro el poeta Hugo Alemán y debajo escribe otra estrofa:
 

Cuando la vida se pierda
 
tras una cortina de años
vivirán a flor de tiempo
amores y desengaños.

Y para susto de todos coge el libro el pintor Jaime Valencia que escribe un cuarteto muy lindo:
 

Arcilla cocida y dura
 
alma de verdes collados
barro y sangre de mis hombres
Sol de mis antepasados.

Entonces cogí el libro porque dije a mí me toca poner alguna cosita, cuando en eso me arrancha el Jorge Enrique Adoum y me dice: “Ve vos después cantarás”. Cogió el libro, corrigió cosas y puso la cuarta estrofa:
 

De ti nací y a ti vuelvo
 
arcilla, vaso de barro
con mi muerte yazgo en ti
de tu polvo apasionado. 

Terminado eso, se dieron las vueltas, nadie sabía quién iba a poner música, qué se iba a hacer con la letra. Serían las doce y media. Cuando le veo al Jorge Carrera Andrade que se acerca donde mí con el libro. Entonces me dice: “Vea Gonzalo, esto con música tiene que ser una belleza”. Pensé y le dije: “Bueno”, así es que cogí la guitarra.
 

¿Y ahora qué hacía? El Potolo estaba dándole al chupe* y era muy difícil concentrarse con la bulla de la gente, pero como ya le acepté, bajé unas gradas con luz que había al fondo, agarrado la guitarra y el libro. Me demoré cerca de una hora y, cuando ya estuvo, regresé y encontré a mi compañero Valencia medio dormido en un sillón. 

Total que le levanto y le digo: “Primero oíme cantar”. No le gustó y me dice: “Pero vos le has puesto un ritmo cadencioso“. Le digo: “No, porque la música tiene que estar de acuerdo al sentido de la letra”. “No, me dice, ponéle ritmo de albazo”. Le dije que no, porque el ritmo de danzante es telúrico. No acepto que le cambies.

Y como él siempre decía que es hincha del Aucas y que nunca pierden, cuando mucho empatan, le dije que yo era de la Liga y que ahora sí él iba a perder, ni siquiera a empatar. Así que le fui obligando y, como tenía buen oído, aprendió rápido.
 

Ensayamos para hacer el dúo y cuando cantamos la gente se emocionó tanto que se han pasado cantando hasta las seis de la mañana. Yo me salí como a las dos, porque como no chupaba... Ahí nació la Vasija de barro, que ahora es cantada en todo el mundo. Yo mismo no creía.
 

Parte II

Para que quede como documento, les pedí a los que escribieron que firmen y yo también dibujé un pentagrama y escribí los primeros compases. Entonces le dije a Valencia que firme también, como él estaba cantando...Y así quedó.
 
Incorporamos la canción al repertorio de las audiciones y seis años después, todavía nadie quería grabar esa pieza, ¿qué tal?

Así que fui donde Gustavo Müller de Discos Nacional a decirle: “Tengo una canción muy bonita”, y le canté la Vasija de barro. No me dio ni la hora. No llegué ni a la segunda parte porque me dio coraje. “No, no”, me dice, “eso no es comercial, eso no se va a vender”. ¡Qué cosa más equivocada en que estaba! Hasta que ya no le quise ni oír y me salí. Pero me dije: “A este tengo que ganarle”.
 

Incluso el Potolo se resistía a cantar y me decía: “Más bien cantemos estotra canción porque esa ya está en desuso”. Ahí me daba iras. Me fui a mi casa -en la calle Imbabura, más arriba de la 24 de Mayo-, recorté un cartoncito y me puse a pintar una vasija de barro, le puse los pedacitos de hueso y le hice una portada de disco poniéndole Vasija de barro en letras grandes, porque hasta ese momento no tenía título la canción.
 

Volví para convencerle a Gustavo Müller. Fui con mi dibujito y cuando me recibe le digo: “Verá, le he traído este dibujo”, y me dice: “Bonito está. A ver, ¿cómo es la canción? Cántele porque no le oí bien”.
 Le canté otra vez y pregunta: “¿Con qué instrumentos podemos grabar esto?". Le digo: “Con los mismos que tenemos”. “Entonces cite a ensayo a los músicos”. Así que reuní una orquesta de diez músicos. Al piano estaba Lucila Molestina de Pólit; en la flauta, Eduardo Di Donato; y dirigió la orquesta Manuel Espín (padre de Enrique Espín Yepez) y él mismo hizo los arreglos. Entonces hizo la grabación Gustavo Müller que sabía grabar muy bien y era profesor de sonido. Salió un disco con ocho temas y luego en un “estandar play”. Esto sucedió en 1956.
Cuando salió a la venta el disco, fui al almacén y oigo una bulla grande y cuando pregunto, me dicen que abrieron a las ocho de la mañana y a las once ya no había ni un disco. Se agotó el tiraje y estaban apuraditos en hacer una edición mayor. Así fue.

Esta canción se volvió representativa de la música ecuatoriana. Pero antes había otra canción: Guayaquil de mis amores; era lo que se conocía en el exterior, porque fue grabada el año 30 en Nueva York por el dúo Ecuador (Ibáñez-Safadi). Algunos piensan que esa fue la primera grabación ecuatoriana, pero el año 25 las hermanas Fierro ya habían grabado en Radio El Prado de Riobamba. El año 32 comenzó a grabar Carlota Jaramillo en Radio El Prado. En ese tiempo había también el dúo quiteño Páez-Villavicencio, hasta que apreció el dúo Benítez-Ortiz. Después vino el resto.

Comenzaron a aparecer “compositores” de la música de la Vasija de barro. Hasta hubo un señor de Riobamba, que había mandado una partitura diciendo que era su música. Lamentablemente para ellos, mandaron después de que apareció el disco. Cuando grabamos, el Gustavo Müller nos exigía poner autor de la música y pusimos Benítez-Valencia, pero esa música es hecha por mí solito y en la forma como les conté. Incluso los derechos de autor también le reconocieron al Potolo Valencia.
 

Ahora no tengo idea cuántas versiones habrá de la canción, pero, sin presunción de nada, le digo que esa música me salió bien y como dicen los chilenos, al tiro. Me parece una música muy adaptable para interpretación de solista, dúo, trío o coro.



Valencia -  Benítez

 
                                                                 *  *  *

Para corolario de esta anécdota aún en You Tube podemos ver las fotografía originales de los cantores y  además Atahualpa Yupanqui hizo correr la canción ecuatoriana por el mundo en sus giras.




La Loma, 8 de Noviembre de 2017
Tatiana Schneider